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Claves para trabajar con adolescentes

Claves para trabajar con adolescentes

La adolescencia es una etapa de cambio, tanto a nivel biológico como psicosocial que se lleva a cabo, tal y como establece la Organización Mundial de la Salud entre los 10 y 19 años.

Constituye un periodo de desarrollo que supone un salto entre la infancia y la adultez, como una especie de metamorfosis que puede llevar a una crisis de identidad y a una montaña rusa tanto emocional como a nivel de pensamiento.

La mayoría de los adolescentes superan esta fase sin grandes dificultades, considerándose un grupo sano, sin embargo, algunas personas presentan diferentes conflictos y trastornos en esta etapa.

En AISEM nos gusta abordar esta etapa de forma integral para así conseguir que este grupo de edad viva este periodo de una forma de lo más plena, funcional y enriquecedora posible. Para ello resulta imprescindible realizar una buena evaluación para detectar cualquier dificultad que se presente.

“La adolescencia es como una metamorfosis que puede llevar a una crisis de identidad y a una montaña rusa emocional y cognitiva”

Constituye un periodo de desarrollo que supone un salto entre la infancia y la adultez, como una especie de metamorfosis que puede llevar a una crisis de identidad y a una montaña rusa tanto emocional como a nivel de pensamiento.

  • Trastornos de personalidad: el más frecuente en nuestra población adolescente es el trastorno límite de la personalidad (TLP). 
  • Trastornos de la alimentación: anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno por atracón y trastorno evitativo/restrictivo de la ingesta. 
  • Alteraciones en el estado de ánimo como la depresión
  • Trastornos adaptativos y de estrés: presencia de síntomas ansiosos como consecuencia de eventos vitales significativos. 
  • Autolesión como salida a su frustración. 
  • Conflictos familiares.
  • Conductas de riesgo como pueden ser el consumo de sustancias y las infecciones y/o enfermedades de transmisión sexual.
  • Dificultades académicas: absentismo escolar, bullying, bajo rendimiento académico.
  • Falta de habilidades sociales
  • Identidad y desarrollo sexual.
  • Uso abusivo de las tecnologías

Muchas veces escuchamos que la palabra adolescente suscita problemas y complicaciones. Es definida por la sociedad como un período conflictivo y negativo, pero nada más lejos de la realidad. La adolescencia es una etapa de pleno desarrollo físico, psicológico y de posibilidades.

¿Cómo lo conseguimos?

  1. Ambiente seguro y de confianza. Lograr que se sientan seguros en consulta para poder sincerarse, que puedan expresar sus preocupaciones, miedos y situaciones que viven en su día a día de forma segura y sin juicios, es imprescindible para que el tratamiento se pueda llevar a cabo y sea eficaz.
  2. Adaptación. Tener en cuenta sus necesidades y expectativas mejorará la adherencia a las visitas y motivación para el cambio. Nos adaptamos también a su lenguaje, incluyéndoles, haciéndoles partícipes del proceso y dejando a un lado los discursos paternalistas.
  3. Alianza terapéutica. El lazo afectivo positivo entre el adolescente y el terapeuta. Ambos debemos tener un objetivo común: el cambio. Para que este se lleve a cabo debemos establecer un acuerdo mutuo ente las metas y tareas.
  4. Respeto y empatía. Favorece la relación entre el terapeuta y el adolescente. Ponerse en su lugar y mostrar interés por su situación, su forma de ser y la manera en la que ve el mundo.
  5. Comprensión. Entender sus preocupaciones y permitir que se conozcan a ellos mismos y al entorno que les rodea, acompañándoles en el proceso.
  6. Desarrollo de habilidades. Exploramos capacidades conocidas y explotamos aquellas que todavía no dominan mediante el establecimiento de metas a corto, medio y largo plazo.
  7. Motivación. Provocar, elegir, mantener y dirigir la conducta hacia sus objetivos. Trabajando el esfuerzo y la perseverancia logramos impulsar el proceso de cambio.
  8. Comunicación con la familia. Trabajar en el medio familiar, involucrándoles en la terapia facilitándoles pautas para trabajar a diario y en consonancia. Utilizamos la mediación entre la familia y el adolescente como método de resolución de conflictos.
  9. Autonomía. Ayuda al desarrollo del autoconcepto y autoestima, favoreciendo la toma de decisiones responsables y la adquisición de responsabilidades, en consonancia con los valores propios y el mundo que nos rodea.
  10. Información. Ofrecer tanto al adolescente como a su familia información contrastada y veraz sobre diferentes aspectos centrados en su salud mental y emocional.
Gema García Rodríguez

Gema García Rodríguez

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