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PSICOLOGÍA • CLÍNICA Y SALUD

Duelo

Duelo

“La vida nunca es insoportable debido a las circunstancias sino sólo debido a la falta de sentido y significado” . 

Victor Frankl

El duelo y la muerte se han convertido en nuestra sociedad en temas tabú de difícil abordaje. Para algunas personas, el duelo se resuelve por si solo, pero para otras muchas puede llevar sentimientos de depresión, ansiedad y de ira, unidos a un intenso e inconsolable anhelo por lo perdido.

Parece haber surgido un miedo socialmente promovido al dolor y a la perdida, que obliga a anestesiar con frecuencia las emociones que sobrevienen cuando se da un acontecimiento de esta naturaleza, dejando al doliente pocas opciones para la recuperación y el proceso de cierre natural.

El duelo es la reacción emocional del proceso de asimilar una pérdida de algo o alguien significativo. Podemos decir que es la forma en la que nuestra mente se sanará tras el dolor provocado.

Las reacciones que se tienen son universales, afectan a las diferentes dimensiones de la persona y suelen expresarse de forma diversa según la cultura en donde se desenvuelven generando angustia derivada de esa perdida.

La vida está llena de pequeños y grandes duelos por lo que es importante no patologizarlo. En muchos casos, este proceso se resuelve de forma espontánea, pero puede complicarse por factores personales, relacionales o circunstanciales. Debido a esto, conocer el proceso del duelo, su evolución y lo que puede dificultar su desarrollo, proporcionara herramientas para afrontarlo.

Aunque no es un proceso estanco ni necesariamente lineal, la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross estableció las siguientes fases de duelo como una guía para conocer este proceso:

Negación

Enfado

Negociación

Miedo o depresión

Aceptación

Supone un desafío, pero hay formas de comenzar la curación e incluso transformar el duelo en una oportunidad para el crecimiento personal. Experimentar una perdida es una parte natural de la vida, pero con ayuda se puede construir la resiliencia que se necesita para seguir adelante.

Hemos de aceptar nuestras emociones y expresarlas sin juzgarnos (permitiéndonos llorar y expresar todo lo que sentimos), cuidarnos en la alimentación y el ejercicio, respetar las horas de descanso y compartir esa vivencia con otras personas, hablar de lo que se ha perdido tiene un efecto muy beneficioso.

La manera en que una persona reacciona ante la pérdida es lo que conocemos como expresión del duelo que puede ser muy distinta y variada en función de cada persona. Se manifiesta, por ejemplo, mediante sentimientos de tristeza expresada a través de lágrimas, la ira de no poder evitar esa perdida, el sentimiento de culpa que se refiere a algo que podría haber sucedido pero que no ocurrió, ansiedad, shock, anhelo o aturdimiento si no se sienten emociones.

Las sensaciones físicas pueden ser la opresión en el pecho, dificultad para respirar, debilidad o falta de energía.

Respecto a las cogniciones pueden aparecer la confusión, incredulidad, preocupación, alucinaciones auditivas y visuales.

Las conductas también se ven afectadas ya que el duelo puede causar trastornos del sueño, del apetito, distracción y aislamiento social. Llorar y suspirar son otras conductas frecuentes.

También se pueden manifestar a través de recuerdos que se presentan con carácter intrusivo o la presencia de eventos estresantes relacionados con la muerte.

Las sesiones de trabajo comienzan con una evaluación exhaustiva de las diferentes emociones, cogniciones y comportamientos presentes en el paciente. Trabajamos conjuntamente con la persona para detectar en cuál de las fases de elaboración del duelo puede encontrarse y cuáles ya ha transitado.

Dada la complejidad que puede suponer abordar la intensidad emocional de este proceso, nuestro trabajo es evaluar la problemática principal, para poder formular las hipótesis que explicarían el mantenimiento y desarrollo de un proceso de duelo complicado o patológico. De esta forma, acompañamos a la persona en el camino de entender, validar y gestionar su dolor.

Se puede hacer uso de registros diarios acerca de las emociones y vivencias del dolor, facilitar un funcionamiento óptimo en las relaciones sociales, trabajo en los proyectos y objetivos personales, recordar y hablar del momento del fallecimiento y de las consecuencias que ha tenido en nuestra vida, visitar lugares y realizar actividades que se han ido evitando, trabajar a través de recuerdos, fotografías y conversaciones.

Intervención en el sufrimiento al final de la vida y en la elaboración del duelo

Duelo y acompañamiento

Abordar el duelo y la muerte en niños y adolescentes

Mindfulness para duelo prolongado

Duelo por COVID

Duelo en personas con discapacidad intelectual

Duelo adulto y a profesionales sanitarios

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